Muy pocas veces revisamos realmente el contexto de nuestra fe. Nos cuesta trabajo razonar las cosas que llamamos "de la fe" porque creemos que razonar es un insulto al dogma que nos ha sido inculcado, creemos que nada es cuestionable, que tal cual debe ser recibido, aceptado y venerado. Nos enseñaron que la fe y la razón no se llevan, que el pensamiento científico es totalmente contrario a la fe.
Si lo que nos han enseñado es en lo único que debo creer, entonces nadie que no este en mi iglesia, bajo la cobertura de mis pastores y de mis líderes esta haciendo las cosas bien. Es decir, cualquiera que haga las cosas diferente como las hacemos en mi congregación esta equivocado. Por consiguiente, cualquiera que baile, beba vino, no eche fuera espíritus soplando, haga bromas, ponga apodos, etc no esta haciendo las cosas correctamente. Entonces si esto es cierto, Dios no me ha bendecido todas las veces que me han dicho que Dios no me va a bendecir por hacer o dejar de hacer tal o cual cosa.
Pero entonces quién tiene la razón? o será que cada quien arma su propio reglamento de la fe a su conveniencia? o no se han puesto de acuerdo? quien decide lo bueno y lo malo? porque hay mil cosas que no están mencionadas en la Biblia que muchos ministros toman por malo, o unos otros toman por bueno.
Un post de mi amigo El Perro me puso a pensar como pocos. Nos da una idea de como ha sido la historia de la iglesia, no la iglesia que Jesús instituyó, sino la iglesia que nosotros los humanos hemos hecho.
En ese tiempo, si el pueblo se hubiera presentado delante de Dios mismo hubiera sido consumido por su pecado, por eso pidieron a Moisés ser su intermediario, su interprete, su mensajero. Era mas seguro y además más cómodo para el pueblo.
Cuando Jesús nos hace participes de su gracia Él mismo dice: Nadie va al Padre si no es por mí. Ya no es necesario un moisés, un sacerdote, un profeta para llegar a Dios, sino que todos tenemos la oportunidad de acercarnos sin intermediarios, sino a través del puente llamado Jesús.
Desafortunadamente nosotros, como el pueblo de Israel, decidimos de nuevo decir: habla tú con Él, y tú nos dices que hacer, y lo hacemos. Aunque ya no es necesario un intermediario nosotros decidimos tenerlo, es mucho mas cómodo: "danos unas reglas, dinos que hacer y nosotros te seguimos", así la responsabilidad ya no es nuestra si algo sale mal, el intermediario nos dijo que teníamos que hacerlo y nosotros solo seguíamos sus instrucciones.
Pero quién es el culpable de todo esto? el intermediario ante Dios? No! el culpable es que decide darle a él la responsabilidad de su relación con el Padre, el culpable es el comodino que prefiere obedecer a alguien, sin investigar si es realmente lo que nuestra vida necesita, y renunciando al mayor regalo que Dios nos ha dado después de la salvación: una relación directa con Él.
No estoy diciendo que no son necesarios los pastores, ni los sacerdotes, ni los ministros, claro que no. Son necesarios, Dios los puso ahí para nosotros, pero no son un reemplazo de nuestra relación con Dios. De hecho su principal objetivo debería ser que cada uno que decida seguir a Jesús llegue a sobrevivir en la vida sin un ministro o pastor o líder. Tal y como hacemos con los hijos, los preparamos, educamos y guiamos para que en el futuro no dependan de nadie para vivir y que lo hagan de la mejor manera.